Hemos tomado un café con Emilio Guitián en una agradable y soleada mañana del final del  invierno. Más agradable e interesante aún ha sido la conversación que hemos tenido. Emilio es uno de nuestros vecinos más populares, por lo menos en buena parte de la población infantil. Los últimos años de su vida profesional transcurrieron entre las aulas del colegio El Raso y allí consiguió dejar huella. También es conocido por su faceta pictórica. De todo esto, y de su apasionante vida, estuvimos charlando.

Hemos visto en tu blog, y en la última exposición que has presentado en el Centro Cultural, que tienes una extensa obra artística. ¿Desde cuando llevas exponiendo?

Hace 28 años que empecé a exponer, la primera vez de forma casual. Más adelante durante la etapa en la que viví en Paraguay, al encontrarme con esa naturaleza maravillosa, pinté y expuse mucho más, con la intención de recoger fondos para proyectos de desarrollo. De vuelta en España he seguido exponiendo en diferentes lugares de manera frecuente.

¿Desde qué edad llevas pintando?

Llevo pintando desde los 16 ó 17 años. En mi familia siempre ha existido afición por la pintura. De hecho, mi hermano y una de mis hijas también son pintores. La afición por la pintura me la transmitió mi padre. Me crié viéndole pintar. Era un excelente copista. Le observaba pintando copias de cuadros célebres pero como yo no era capaz de copiar comencé a pintar paisajes. Creo que, sin proponérmelo, le animé a crear sus propios cuadros y desde ese momento dejó de hacer copias. Es curioso, pero fue como un intercambio.

¿Qué tipo de pintura te interesa?

Siempre me ha interesado de manera especial el impresionismo, pero últimamente siento que estoy cerca de dar un paso hacia algo diferente, aunque no sé hacia dónde, si supondrá un cambio de estilo o qué… Lo sabré cuando me enfrente de nuevo al lienzo.

Llevas tres años jubilado ¿Ha aumentado tu producción pictórica en este tiempo?

Sí, mi producción ha aumentado, pero sobre todo, la jubilación me ha proporcionado tiempo suficiente para acometer los cuadros con los que me enfrento, un tiempo que antes no tenía. Antes de la jubilación, como padre de una numerosa familia, tenía que robar minutos entre el trabajo y las tareas cotidianas. Sin embargo, ahora puedo detenerme con detalle en el paisaje, las formas, los cambios de luz en cada uno de los cuadros en los que trabajo.  He podido disponer de tiempo para estar delante de la naturaleza y observar sus cambios, eso ha sido fundamental en esta última etapa.

¿Cómo vive la jubilación una persona tan activa como tú?

La pintura me ocupa bastante tiempo y en casa, al formar parte de una familia numerosa, las tareas cotidianas llenan totalmente mi jornada. Me encuentro muy lleno.

Volviendo a Paraguay, ¿qué te aportó tu estancia en ese país?

Mi experiencia en Paraguay me aportó felicidad, bienestar, un mundo diferente en definitiva… Es verdad que allí hay muchas dificultades pero también es cierto que mantienen unos valores que aquí en algunos casos hemos perdido. Empecé viajando puntualmente en verano, colaborando con una Fundación paraguaya llamada Hay un niño en tu camino. Más tarde me ofrecieron trabajar de manera permanente en proyectos educativos como coordinador pedagógico y me instalé allí durante unos años. Allí también conocí a mi mujer y posteriormente, de vuelta a España, colaboré en la creación de una organización que trabaja en Paraguay, se trata de Creo Desarrollo. Está especializada en diversos proyectos de desarrollo educativo y me siento muy orgulloso de participar en ella. Su trabajo es muy necesario y cualquier apoyo que reciban nunca será suficiente. Cuando marché a Paraguay pedí una excedencia como profesor y mi experiencia allí cambió la forma de entender la educación y la vida. A la vuelta, buscaba un lugar más cercano a la naturaleza donde mi familia se encontrase a gusto y pensé que Moralzarzal podría ser ese sitio. Pedí plaza en El Raso y nos instalamos aquí, primero estuve en el colegio San Miguel Arcángel durante un curso y posteriormente recalé en El Raso.

Te instalas en Moralzarzal como profesor y en poco tiempo todos los niños te conocen y te aprecian. ¿Qué te ha supuesto tu experiencia educativa en general y en El Raso en particular?

Desde siempre me sentí maestro. Por encima de todo soy y he sido un maestro. Para mi además fue muy importante poder acceder a la escuela pública, que me encanta. Poder estar con niños de orígenes distintos. En mi opinión El Raso es un colegio privilegiado, por eso y especialmente por la comunidad educativa que me encontré. En todos los colegios en los que he trabajado en mi vida, y en algunos he sido hasta director, no he encontrado una comunidad educativa mejor. Además en mis últimos años de vida profesional tuve la oportunidad de trabajar con niños pequeños, con los que antes no lo había hecho, y fue una experiencia maravillosa, tuve la ocasión de hacer cosas que nunca antes había llevado a cabo como maestro. Y además me querían mucho…. Por eso no quiero dejar de vincularme con el colegio, sigo colaborando encantado con ellos en cuanto me lo piden.

Con tu experiencia como docente, ¿qué opinas del estado de nuestra educación?

Me da la impresión de que estamos muy despistados. Hay que dar más valor a la creatividad y a lo que los niños van demandando a lo largo de su crecimiento, deberíamos contar más con los intereses de los propios niños. Los colegios deberían abrirse más a la vida, al ambiente que les rodea, a las experiencias de la vida cotidiana, a las culturas que poco a poco van sumándose a la nuestra… Es la mejor manera de que aprendan y adquieran conocimientos.

Tu trayectoria vital ha sido muy diversa (Madrid, Tenerife, Paraguay, Granada…) y hace 9 años te instalas en Moralzarzal buscando un entorno cercano a la naturaleza. ¿Qué opinión tienes del pueblo?

Me gusta mucho Moralzarzal, especialmente el paisaje. Salir de casa y poder tomar caminos de tierra, pasear… Lo prefiero a la vida en una gran urbe, en la que todos somos personas mucho más desconocidas y anónimas. Me gustaría sin embargo, que los vecinos fuésemos más protagonistas en la vida del pueblo, de las cosas que se hacen, de la propia historia del pueblo, de las decisiones que se toman…

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