En un año diferente con una situación sanitaria y social extrema era lógico que los acontecimientos cambien en todos los niveles: sanitarios, laborales, educativos y por supuesto de comportamiento social.

Y en este último punto le ha tocado tomar una dura decisión al Equipo de Gobierno: mantener o no las Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Rosario y San Miguel Arcángel.

La suspensión de la Cruz de Mayo fue la primera piedra de toque con una aceptación general perfecta, con una crisis sanitaria durísima que no daba lugar a dudas de la necesidad de su suspensión, donde las circunstancias y la normativa vigente tampoco daba juego para su celebración de forma habitual.

¿Y que se hace con las fiestas patronales? tanto por la Concejala responsable de su organización como por el Grupo Municipal de Vecinos se decidió tomar un tiempo prudencial para ver el avance de la situación y explorar las diferentes posibilidades de celebrar un evento tan importante para nuestro municipio: unas fiestas al completo, unas fiestas reducidas o su suspensión.

Tras un análisis escrupuloso de la situación y evolución de la pandemia, de la normativa vigente según fases, el número de asistentes que de forma habitual año tras año asiste a las fiestas… se tomó la decisión por el Equipo de Gobierno de no llevarlas a cabo sabiendo que, por coherente que fuese, podría causar un daño institucional por no entenderse en ciertos sectores.

Finales de septiembre se antoja como una fecha lejana de la situación que vivimos ahora, y si dejáramos de lado la cuestión más importante que es la sanitaria (complicado) y si nos fijamos sólo en la organización de unas fiestas que empiezan muchos meses antes realizando unos gastos de contratación (que hubiese o no fiestas se debían llevar a cabo); unos gastos que en estos momentos y más aún en el 2021 serían a todas luces incoherentes, insolidarios e innecesarios en esta situación de urgencia, por el apoyo que con ese dinero se podrá dar a diferentes ayudas sociales.

Económicamente para el sector de la hostelería es un duro golpe en un año muy difícil, en el que si bien todos los sectores se han visto afectados, las fiestas locales podrían haber sido una muleta de apoyo muy importante para intentar salvar el año, pero la situación nos hace seguir remando a todos juntos para evitar caer en un repunte que seguro sería mucho más complicado de superar.

Una difícil decisión que se ha tomado, como siempre, pensando en todos los vecinos, todo nuestro apoyo al Equipo de Gobierno que ha tomado la decisión más coherente sin pensar en réditos políticos.

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